13 noviembre 2010

Viejo escepticismo


A veces se me olvida desde cuando soy escéptico. Ayer, mirando viejos papeles, encontré la prueba de que lo soy desde hace tiempo.

Un artículo que me publicaron en El Diario Vasco el 6 de Septiembre de 1975 (eso queda cuando Franco todavía vivía) empezaba así : Se escribe últimamente con frecuencia sobre un posible cambio brutal del clima terrestre y el advenimiento de una nueva era glacial. El tema suele ser tratado generalmente de forma sensacionalista, sin que en realidad haya justificación para esa alarma. Tales cataclismos no llegan de forma súbita sino en períodos que se miden, por lo menos, en centenas de años. Para entonces los hombres habrán tenido que resolver otros problemas de supervivencia que ya, desde ahora, nos asaltan. No es el frío meteorológico lo que hoy por hoy más nos amenaza.

Ser escéptico entonces, como se ve, era no creer en la catástrofe del enfriamiento, vaticinada por algunos como Stephen Schneider, q.e.p.d., que luego se hicieron gurús del calentamiento.

Una diferencia sustancial es que la prensa entonces dejaba que en este tema opináramos los escépticos disidentes. El gran negocio del cambio climático, los puestos de "trabajo verde" y todas esas mandangas, no estaba aún montado.